Los tiempos
de sexto y séptimo grado en Colegio Jesús Maria, no solo trajeron mucha tarea y
disciplina por parte de la Seño Herminia sino que también marcaron los
comienzos de los cambios en nuestros cuerpos y las primeras revoluciones hormonales.
Teníamos 11 y 12 años.
Comenzaron
a formarse las primeras parejita, pero de eso hablare en otro relato. Aquí me
quiero dedicar a contar lo que nos pasaba en ese momento, en lo que se conocía por
aquel entonces como: “los asaltos”.
Para los desafortunados
que no conocieron esa bella época, les cuento que los asaltos eran
reuniones de chicos y chicas de entre 11 y 14 años, en una casa de alguno de
ellos, donde nos juntábamos para bailar.
Generalmente transcurria por la tarde, cerca de las 19:00hs y duraba hasta las 23:00 o 24:00
hs.
En este tipo
de evento, los chicos llevábamos las bebidas y las chicas algo para comer.
Generalmente se hacía en un garaje, salón grande de la casa y cerquita estaban
los padres, dueños de casa, custodiando que todo sea tranquilo.
De esa época
yo recuerdo algunos asaltos. No sé si se hicieron muchos ó quizá no me
invitaron a todos, pero de los que recuerdo, tengo anécdotas. Allí van.
Voy a
empezar relatando el “asalto” en la casa Claudia. Claudia Damonte, la chica,
para mi, más linda de clase y por lo tanto una de las que hoy llamarían “las populares”.
Como era de esperar todo el grado y algunos chicos que no conocíamos se hicieron
cita ese sábado en su casa. Lo hizo en el garaje abierto que tenía en su casa,
lugar donde estuve hace unos meses y pareció mucho más pequeño de lo que lo
recordaba, jajaja.
Pero la anécdota
que tengo no tiene que ver con Claudia, si no con su mejor amiga, Marcela Robledo. Todo
transcurría con normalidad, todos bailábamos, tomábamos gaseosa y comíamos.
Como siempre los chicos tardamos 3 o 4 temas en animarnos a sacar a una de las chicas, mientras hacíamos poses de cancheros…jajaja
Pero en un
momento, Marcela se va del asalto, para su casa, que era a tres cuadras de allí.
Muchos salimos detrás de Claudia a buscarla. Llegamos a la casa y la trajimos
casi a la fuerza, ella lloraba. Recuerdo, frescamente, la imagen de Claudia abrazándola
y consolándola y llevándola por la calle de vuelta al baile. Ahí nos enteramos
cual era el problema. Según Marcela, ella NO SABIA bailar y le daba vergüenza.
En resumen, la convencimos, volvió y bailo toda noche. ¡Hermoso!
Otro asalto
que recuerdo claramente, es el asalto en la casa de Vilma. Vilma Matheu, una
rubiecita bonita que vivía en el Barrio Ferroviario, un barrio con casas muy
parecidas entre sí, más en esa época, ahora no tanto.
El asalto
se hizo en el living de la casa. Recuerdo perfectamente que la luz era escasa,
a propósito. Fuimos muchos y hacía calor, por lo menos dentro de la casa,
jajaja.
Recuerdo haber
bailado con Fabiola Casullo, bailamos un lento, que yo la agarraba con una sola
mano, como se hacía en esa época. El lento era “Chiquitita” de ABBA. Hoy Fabiola será la
maestra de mi hijo Román, en primer grado.
De ese
asalto recuerdo claramente que solo teníamos un solo disco: The Music For
Unicef Concert, el de la foto. Y bailábamos “Crees que soy Sexy” como movido y “Chiquitita”
como lento. Seguramente había más discos pero no los recuerdo. Este sí, porque
lo “gastamos”, jajaja.
Otro asalto
que recuerdo, que estoy casi seguro fue el último que tuvimos en séptimo grado,
fue el de Gabriela Bertucci. Digo que fue el último porque ocurrió casi a fin
de año, y creo, digo creo, coincidía con su cumpleaños. Recuerdo que estaban
muchos familiares de Gaby, por eso me animo a decir que era su cumple también.
Gabriela
Bertucci, una linda morocha delgada que vivía enfrente de la estación. En
realidad en la calle paralela a las vías, casi llegando a Carlos Diehl, cerca
de la barrera, frente a lo que hoy es un circuito para hacer gimnasia.
Ese asalto comenzó
de día y termino a la nochecita. De ese día
tengo una anécdota que me tiene como protagonista. Resulta que yo fui
vestido, con una camisa a cuadros tipo escocesa, de verano, manga corta roja,
pero que se abrochaba con cierre al frente, para más detalles, el cierre era color azul. Tenía un pantalón plateado,
si plateado, ajustado, como se usaba en la época y zapatos marrones. Todo esto
lo recuerdo porque mi ropa fue la protagonista de la anécdota.
Todo transcurría
perfecto y se hacía de noche. Nosotros esperábamos que se despeje un poco de
familiares para poder bailar con las chicas. Me senté en un sillón que tenían en
la galería, rodeado de más chicos. En un momento, pasa nuestro compañero Alejandro Rossi,
que era muy bravo, y le digo “¡Ale, veni y sentate aca arriba!”. Todo esto
acompañado por los ademanes que corresponden, señalando mi bragueta. Rossi me mira y se empieza a reír
a carcajadas. Resulta que tenía un agujero en el pantalón, justo debajo del
cierre, y se me veía la ropa interior. Todos se empezaron a dar vuelta y yo me puse
de mil colores. Ante mi cara de desesperación y apunto de explotar, la mamá de Gaby
se acerco y me llevo para adentro. Allí me tranquilizo, y me cosió el pantalón,
mientras yo esperaba en el baño. ¡Una Diosa! Yo volví al baile, pero nunca
olvidare la cara de Rossi, jajaja.
Aunque hubo
una rivalidad no declarada entre ambos séptimos, fui también a los asaltos de
Patricia Madrid y Patricia Leston, ambas de 7 B, que me invitaron porque vivíamos
cerca. Recuerdo el de Patri Madrid, mi rubia vecina, que vivía enfrente de mi
casa. Todo 7 B estaba allí, incluyendo al recordado Claudio Chiappe. El casete
mas usado fue el del Queen, The Game, pero eso fue más entrando a los 80´s.
Para ir
terminando, y como se darán cuenta, no tengo anécdotas de asaltos que hayan organizado
varones. Y fue porque éramos un FRACASO total. Las chicas eran más decididas y más “avanzadas”
que nosotros para eso. Solo voy a comentar el malogrado asalto que organice yo.
Les cuento,
organice un asalto para un sábado. Yo tenía una casa grande, cómoda y linda, alla por Florida y Garay, frente de "El Pato". A último
momento, mi mama me avisa que el sábado NO se podía hacer, entonces tuve avisar
a todos que se cambiaba la fecha del asalto para el martes siguiente. Si,
MARTES a la tarde.
Como se
imaginaran, no fue nadie. Solo recuerdo la imagen de Javi Redelico, que por ese
entonces tenía unos rulos impresionantes, viniendo con su Coca Cola a cuestas y
la imagen mía bailando con la única chica que fue, Patricia Madrid, porque vivía
enfrente. Un FRACASO total.
Por último,
pero no menos importante, quiero contar, lo que fue “casi” un asalto, pero puede ser catalogado como tal. En nuestro viaje de egresados a Mendoza, como
olvidar el baile en medio de la Plaza San Martín al ritmo del UNICO casete que teníamos:
Discovery de ELO, que tenia “Ultimo Tren a Londres” (ver foto). Hermosa
noche...
Todos estos
recuerdos son imborrables, irrepetibles y entrañables. Gracias a ustedes por
haberlos compartido. Gracias a DIOS por haberlos vivido.
Gracias por
la infancia que tuvimos.
Hector L.
Alcar
7 A año
1979
No hay comentarios:
Publicar un comentario